9 de abril de 2008

El Mago de Oz

A veces me siento como Dorothy en el Mago de Oz. Estoy tan tranquila en mi cuartito inventando historias y contando cuentos, cuando, de repente, noto que todo empieza a temblar. Y entonces sé que se aproxima. Comienzo a ponerme nerviosa y me entran ganas de llorar. Y entonces todo gira y gira.



El techo, los libros, las fotos, incluso las piedrecitas que colecciono. Todo va dando vueltas por casa. Y miro por la ventana y mi casa ya no está en mi barrio, sino que ha sido arrancada de cuajo y no se sabe muy bien para dónde va. Da algunos tumbos, se golpea contra algunos edificios, a veces parece que va hacia el mar, pero entonces, rápida, finta a un colegio y se encamina hacia la montaña.

Y yo ya no soy yo. Ya no llevo mi ropa, que ha comenzado a girar por las habitaciones; ni tampoco mi pelo es mi pelo, ni mis ojos, ni mi piel. El estómago centrifuga, el hígado se sube a la planta del corazón e intenta ocupar su sitio. Los riñones, caprichosos, deciden cambiarse por los pulmones, y la sangre, algo mareada por tanto vértigo, se desparrama sin ton ni son por todas partes. Y me miro en el espejo y todo está turbio, desdibujado por tanta vuelta y tanto tumbo. Y veo como la fuerza del remolino me arranca una oreja, luego un brazo, un trozo de cadera, y me voy desperdigando por las paredes, por los suelos.

Recojo como puedo lo que voy encontrando de mí y corro hacia la cama, a esconderme debajo de la manta. Pero ni con ésas.

Entonces recuerdo el cuento. Despacio, por miedo a perder todo mi contenido visceral, me dirijo al salón, cazo al vuelo mi par de zapatos rojos y deseo con todas las células que me quedan buscar el camino de ladrillo amarillo. Me tomo unas cuantas nubes rosas para días grises que algún duendecillo bienintencionado me esconden de vez en cuando en la taza del café y salgo dispuesta a encontrarlo y a recorrerlo. A veces lo consigo. Y otras, como hoy, me pierdo en este torbellino.

Entonces es cuando me doy cuenta de que no soy Dorothy, sino Cristinette. Y que ningún Mago de Oz bastará para sanarme.

2 comentarios:

syl dijo...

http://antherea.blogspot.com/2007/08/el-mago-de-oz-por-annie-leibovitz.html

Oriol Quo dijo...

juaaaaaaaaaa.. quizá un cuento, o un sueño no bastará… pero quizá.. la misma vida si! a saber!, no?

Un abrazo!