2 de abril de 2008

Posturas en la cama



No vayáis a pensar mal. Este post no va a ir sobre piruetas acrobáticas en pareja, sino sobre cómo nos disponemos físicamente para acometer el sueño. Yo, he de reconocerlo, soy de mena optiminista, y casi toda mi vida, o hasta lo que la memoria me alcanza, casi siempre había dormido bocarriba, piernas juntas o a veces la derecha formando un ángulo de unos 45º, con las manos en el pecho. A Mrs Rexi siempre le había dado cierto yuyu porque, me decía, parecía que estuviera durmiendo en un ataúd. Consideraciones aparte, lo cierto es que era cómodo, muy cómodo. Y a mi subconsciente parece que le gustaba, porque me mantenía quieta quieta tooooda la noche. Hace unos tres años intruje una variedad a esa posturita: manos arriba, como si fuera un atraco de horas de sueño. Me encantaba dormir con los brazos estirados, un poco doblados sobre la cabeza y me levantaba ufana y feliz. Hace poco leí en algún suplemento que es postura optimista, de persona alegre y abierta. Será que un poco soy así, ¿no?

Más tarde, llegó la postura 2, la de dormir en pareja; y he dicho postura en singular aunque en realidad son varias. Para mí, las más frecuentes eran "la cucharita", cuando te pones de costado y tu pareja te abraza por detrás.; esta postura tiene el inconveniente de que el que está atrás, sobre todo si es el chico, corre el peligro de morir asfixiado por tu pelo laaaargo de chica; el otro problema es qué hacer con el brazo que queda tocando la cama, que a menudo acaba en posturas raras, se te duerme, se niega a responder a tus órdenes y se rebela con calambrazos. Y luego está la postura más peliculera de todas y para mí también la más linda, la de 'ponte', que es cuando el otro se estira, te mira cómplice, abre el brazo y te dice 'ponte', y tú te refugias en su pecho. Linda, cierto, aunque a menudo incómoda; la sueles aguantar hasta que te quedas frito. Porque, por suerte, el subconsciente no sabe de romanticismos ni de nada de eso. Y menos en verano, cuando te sobran hasta las sábanas.

Hace algunos meses he descubierto una nueva forma de dormir, que curiosamente se repite y se repite noche tras noche. Si no me pongo así, ¡no hay manera! Y es tumbada lateral, siempre recostada sobre el lado derecho, dándome un abrazo, como si tuviera miedo a perderme entre las sábanas y el cojín, o a que se me escaparan los escasos sueños que tengo últimamente. Y he de decir que es bastante cómoda. Vuelvo a no moverme. A acostarme y levantarme en el mismo punto geodésico exacto e mi cama, de mi habitación, de mi ciudad, de mi mundo. Y esto, os he de decir que tiene una gran ventaja: la de ahorrarte tener que hacer medio lado de la cama.

Esta noche, no obstante, ha sido raro. Noté que estaba acompañada. Leí un poco, apagué la luz, como suelo hacer cada noche -somos animales de costumbres- y me dipuse en mi posturita, a esperar a que llegara el alertagamiento. Y entonces te sentí entrar de puntillas, para no despertarme, sigiloso, como un gatito. Y no te diste cuenta de que me hacía la dormida. Y te tumbaste a mi lado, estilo cucharita. Y notaba tu respiración tranquila en la nuca. Y he dormido a peso, profundamente, como hacía tiempo que no podía. Esta mañana, al despertar, he creído que dormía sobre tu pecho, como hacíamos siempre. Pero incluso antes de abrir los ojos he sabido que no estabas. Y me ha invadido la tristeza, la ausencia de tus noches. El saber que no estás. Por eso, cuando ha sonado el despertador, lo he apagado, me he dado media vuelta, me he puesto en mi recién encontrada posición y he decidido dormir un rato más, a ver si te oigo en la ducha y me animo a levantarme para que desayunemos juntos.

3 comentarios:

Eva Rexach dijo...

una durmiendo en un ataúd y la otra dando botes en la cama...
¿y no será será que duermes bien porque estás en tu casita, por fin, con tus cortinas y tus plantas y tus lámparas rojas...?

Cristinette dijo...

Ui. Creo que no leíste bien el post. O quizás sea que yo no me hice entender.

syl dijo...

Despacito irás reencontrando nuevas formas de recostarte en esa cama.... Repito: despacito. Las antiguas presencias seguro que aún rondan por ahí y como fantasmas, tardarán en irse...pero deja que se queden el tiempo necesario...No sirve de nada resistirse. Es imposible expulsarlas de repente. No es algo malo tampoco, aunque sí triste...déjales tiempo...poco a poco... :)
pd: yo tb quiero siestas (!)