6 de junio de 2008

Tortículis



Hace unos días me levanté con una tortícolis espantosa. Al ir a apagar el despertador, que berreaba desde hacía un rato a todo bit, me di cuenta de que apenas podía girar el cuello hacia el lado izquierdo. "¡Ai!, grité, al tiempo que un calambrazo enorme me recorría el espinazo. "¡Menudo fastidio!", me dije a mí misma, mientras me levantaba como pude. ¡Zas! Otra descarga al ir a coger las zapatillas. ¡Joder! El día se presentaba complicado.

Al girarme vi que en el colchón quedaba dibujada la silueta sólo de mi costado derecho, de que la pantufla izquierda había desaparecido en esa misteriosa quinta dimensión que habita debajo de toda cama y escritorio y engulle, como un gran agujero negro, todo lo que se le acerca. De que era incapaz de caminar derecha por mi habitación. Perdía el equilibrio, como si estuviera borracha. El suelo me atraía, tiraba de mi costado izquierdo con fuerza y me hacía zozobrar y caer, una y otra vez. Me arrambé a la pared como pude y me fui para la ducha, pensando que aquello era un desvarío matutino. Una bajada de tensión, o algún rastro de sueño que se había quedado por ahí colgado. Pero no.

Me situé frente al espejo del baño y sólo pude lavarme el lado derecho de la cara; la parte derecha de los dientes. Peinarme los rizos sólo de ese lado y ponerme uno de mis pendientes favoritos en una oreja. Al principio me parecía un incordio, pero poco a poco fue cogiéndole el gustillo a ver el mundo desde un solo ángulo. Así es que hice una prueba y me asomé al balcón. Era realmente hilarante. Vi a la gente desfilar por allí abajo, pequeñita, como si fuera siluetas de papel. Como aquellas muñecas recortables que tenía cuando niña a las que podías ir vistiendo con trajecitos de papel también recortables. ¡Qué gracia! Y los coches eran como en las películas de dibujos, de dos dimensiones. Lo mejor de todo es que podía oír sólo una parte de sus conversaciones, algunas de sus palabras, de manera que yo completaba como quería el resto de sus frases.



¡Ver la vida desde un sólo ángulo no estaba nada mal! Sobre todo si podía escoger qué lado prefería. Como cuando te haces fotos. Así es que ese día, pensé, iba a mirar sólo a un lado del mundo.

Salí a la calle y me dirigí al trabajo. Mantener el equilibrio cuando te falta la mitad de tu cuerpo, como podréis imagianr, es complicado. Era como tener que pasar de un lado a otro de la cuerda floja a toda velocidad. A veces sentía que estaba a punto de caer. En el metro, la gente comenzó a mirarme. Los niños incluso me señalaban descaradamente. "!Mira mamá! ¡A esa chica le falta la mitad del cuerpo!". "¡Pero qué dice su hijo, señora! ¿Acaso no ve que a él también?" Pero por lo visto ellas no se daban cuenta y apartaban a sus hijos de mi vista mientras me dedicaban una mirada reprobatoria.

Nada más llegar al trabajo, la productora me vio y vino corriendo hacia mí. "¡¿Pero qué te ha pasado?!", me espetó. "¿A mí? Nada. ¿Por?". "¿¡Cómo que nada?! ¿Pero si te hsa dejado la mitad del cerebro en casa!! Y tampoco traes el brazo izquiero y parece como si te hubieran arrancado medio bazo de cuajo! ¿Se puede saber qué ha pasado? Así no puedes entrar en la reunión". Sentenció. Se cruzó de brazos y me miró inquisitiva a la espera de una respuesta.

Yo no sabía qué decir. Yo tan sólo me había levantado con tortícolis aquella mañana. "!Ahhhh! Con que, ¿es eso? Tortícolis..." En ese momento, llegó N. "¡Ui! Otro igual!", dijo la productora. Y entonces lo miré y vi que le faltaba la parte derecha. "Pues para que lo sepáis, se tiene tortícolis cuando la cabeza no quiere hacer caso al corazón. La razón dice una cosa y el corazón se niega a aceptarlo e impide que la cabeza tome una decisión. Así es que... vosotros mismos". Y se fue. Tan pancha. Depués de soltar aquella sentencia un poco enigmática y liosa. N y yo nos miramos, extrañados y cómplices.

El resto del día me fue percatando de que, quizás, ver sólo el lado que quería de las cosas no estaba tan bien. Me quedaba a medias en las conversaciones y era bastante agotador tener que imaginar continuamente lo que mis compañeros estaban diciéndose. Tampoco tenía sensibilidad en la mitad de mi cuerpo. Vamos, un rollo. Por lo que al volver a casa, me senté en el sofá y me propuse que mi mitad de corazón y mitad de cerebro dialogaran. Vamos chicos, esto hay que arreglarlo. No podemos seguir así. Tras un par de horas de charla intensa, se pusieron más o menos de acuerdo. Ganó el cerebro por goleada. Al corazón, que había formado parte de un comando especial en la guerra de Irak y había sufrido varios bombardeos, que ya no le quedaban fuerzas.

Mi tortícolis cedió un poco y empecé a vislumbrar parte de mi lado izquierdo. !Ah...! Qué gusto. Esa noche al ir a dormir, vi que había recuperado casi todo el brazo izquierdo. Tan sólo faltaban agunos dedos de la mano izquierda. Me tumbé bocarriba y una sensación de alivio me invadió, mientras respiraba lentamente, profundamente, vehementemente. Pero entonces, cuando estaba en ese estado de duermevela, la tristeza volvió de nuevo. Y a medida que me iba sumiendo en el sueño, sentía a lo lejos una melodía de cante jondo.



(Para los que de vez en cuando sólo quieren ver, como yo, el lado bueno de la vida)

8 comentarios:

Unknown dijo...

Que metafora tan bonita :D:D:D.... solo que creo que a mi me momento no me sirve....Saludos cordobeses :D:D

Anónimo dijo...

Hace siglos que no tento tortículis, toquemos madera que es muy engorroso... una vez dormí con una piedra incrustada en la oreja, pero era feliz, después de una noche de locos podía dormir. ¿Qué más da una simple tortículis al día siguiente?

Ahora que dices lo de mirar el lado bueno de las cosas de la vida. Échale un vistazo a la imitación de Jim Carrey a James Stewart, tiene mucho que ver con lo que cuentas, pero exagerando. :P

http://es.youtube.com/watch?v=v7q6tI9gohM

Buen finde madame Cristinette!

Cristinette dijo...

Las tortícolis de corazón son las peores. Te salen cuando menos te lo esperas y cuestan más de quitar. Y sí, Mr Burdon, tienes razón. Son muy engorrosas!!! Yo, para que no me vuelva a ocurrir, he propuesto el viernes como día de reflexión cabeza-corazón. A ver si así se ponen de acuerdo, se medio entienden y no me cogen estos dolores. Además, lo de mirar a medias la vida... como que no funciona!

Y Jorgito, claro que sirve! Es cuestión de querer encontrar el momento y de sentar frente a frente cabeza y corazón. En serio! Al final, después de tanto diálogo, se llega a un acuerdo. :)

Buen finde

Cristinette dijo...

Mr Burdon! Es muy difícil de entender el vídeo de Jim Carrey!!!!

:*

C

Anónimo dijo...

Oh, muy difícil? ah que el acento de Cambridge sí lo pilla usted pero el de un americano no? Bueeno, pues te cuento brevemente:

Supongo que sabrás que el perfil con el que se le reconoce al actor James Stewart, ya sabes el de "¡Qué bello es vivir!" de Capra, es por su eterno positivismo, su candidez, su buen rollo... y en la parodia de Carrey sale imitándolo con su voz carácterística diciendo algo así como; Ey, que bonita explosión nuclear... ey chicos!, asomaros a la ventana, mirar qué bonito! Qué seta... es tan bello que se te derriten los ojos sólo de verlo....


Lo pillas ya un poquito más? Pero que conste que lo sé porque tenía a dos profes de inglés al lado mío cuando vi el vídeo. :P

Por cierto, este viernes que viene toca Lapido (el poeta del rock) en la sala apolo 2 si se anima...a mí me han invitao...

pd. Sobre el post de más arriba. Si algún día soy papá de una cría, la llamaré o Lucía o Sara. El hoyuelo ya lo pongo yo. :)

:*

Cristinette dijo...

Lapido?? Buscaré quién es y le digo algo Mr Burdon.

La gente con hoyuelos es más risueña.


C

Anónimo dijo...

Pues busca, busca... era el guitarrista y compositor de todos los temas de 091 (quizás el grupo más influyente del rock español) acaba de sacar su quinto disco, Cartografía. Hazte con el "Música celestial" por ejemplo o con el EP "Luz de cuidades en llamas". Y aquí la ficha del bolillo:

http://www.sala-apolo.com/agenda.asp?whh=2361&search=lapido

Apali, feliz tarde de domingo.

Anónimo dijo...

Pues no sabría decirle porqué... pero acabo de acordarme de un libro queterminé hace unos meses: "el barón rampante"... un libro idealista a no poder más...