25 de agosto de 2008

Te regalo un cuento



Me hubiera gustado poder escribirte un cuento. Que hablara de ti y de mí. De los dos. De los sueños que moldeamos juntos. De chinitas y de negritos. De noches hacia el paraíso con el Please forgive me a toda pastilla en el coche y nosotros, desgañitándonos, sin poder dejar de tocarnos.

Me hubiera gustado poder escribirte un cuento. Con final feliz, que acabara con todos comiendo perdices. Que hablara de distancias cortas, de atajos, de bienvenidas. Sin estaciones y sin adioses. Sin despertadores bramando a horas intempestivas. Sin camas vacías. Sin lágrimas.

Me hubiera gustado poder escribirte un cuento. De domingos por la mañana con chocolate a la taza y galletas. Con tardes de cine, de paseos por el río. De risas y más risas. De trasteros que se vienen abajo, llenos de trastitos. De tardes de sofá, esquivando los rayos de sol que se cuelan por el salón. Sin relojes, sin prisas, sin anxovetas, sin llamadas, sin ciudades.

Me hubiera gustado poder escribirte un cuento eterno. Que cuando estuviera a punto de acabar, tuviera un camino secreto hacia la primera página, y volviera a empezar. Con viajes por la Provenza, por islas escocesas, por pueblos perdidos. Con estrellas fugaces. Con días cortos y noches largas.
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Pero no supe cómo. Lo que sí sé es que, algún día, me gustaría escribirte un cuento en el que realmente fueras feliz.

En el que cada mañana te levantaras contento y sonrieras, con tu sonrisa de gato-de-alicia, junto a una chica preciosa que te besara en los párpados y te deseara buenos días. Que te quisiera, con bondad, como sólo se puede querer. Con inocencia. Como la primera vez. Sin memoria.

Algún día me gustaría regalarte un cuento con juanitos correteando por una casita soñada, saltando encima de la cama, haciendo guerra de almohadas.

Algún día me gustaría escribirte un cuento en el que fueras feliz, realmente feliz. Que lo hicieras tuyo y me llamaras por sorpresa y me lo contaras. Un cuento que apareciera un día, de repente, sin presentaciones, en alguna caja olvidada. En algún rincón.

Me gustaría que fueras feliz, realmente feliz.



(De Hiroshima a Kyoto. Algún día de agosto de 2008, en un tren bala)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Biiiennnn!! buen regalo...

Ahora solo deberias comprar una libreria pa ir guardando los miles de cuentos iguales que te mereces tu!!!!!
Un abrazo

QUO ...con otro cuento para ti!

Cristinette dijo...

:)

Gracias

Espero que a quien le tiene que gustar le guste. Y que tenga al menos una balda, aunque sea chiquita, para poner éste y otros cuentos pasados.

:)

Anónimo dijo...

Soy un cotilla por naturaleza, pero... ¿a quien te gustaria escribir un cuento?

Besitos andaluces

Anónimo dijo...

Es curioso. Ese cuento no es un cuento, es un sueño. El sueño más bonito que nunca he tenido.

Lila dijo...

Pienso que es lo más bonito que he leido en muchos meses...

Besos.

Cristinette dijo...

Gracias
Estaba escrito con el corazón